Los precios del gas en Europa han alcanzado su nivel más bajo en tres meses gracias a la disminución de la demanda de la industria y los hogares.
El lunes por la mañana, los precios en el Servicio de Transferencia de Títulos (TTF) de Países Bajos, el principal centro de negociación de Europa, rondaban los 150 euros por megavatio-hora. E incluso han caído varias veces por debajo de ese punto tras establecerse en 156 euros el viernes. La última vez que los precios cayeron por debajo del umbral de 150 euros fue a principios de julio.
A su vez, la Comisión Europea ha anunciado que las instalaciones de almacenamiento de gas de la UE, esenciales para cubrir la demanda adicional durante el invierno, se encuentran a más del 90% de su capacidad. Esta relativa buena noticia ofrece al bloque un necesario respiro en su intento por contener la crisis energética.
Estos últimos precios están muy lejos del récord histórico de 349 euros por megavatio-hora alcanzado a finales de agosto, un mes que hizo saltar las alarmas en las capitales y alimentó las peticiones de un tope en los precios del gas al por mayor en toda la Unión Europea. Sin embargo, los precios siguen siendo excepcionalmente altos: hace un año, el TTF indicaba que el gas costaba 38 euros por megavatio-hora.
Pero además, los altos precios del gas tienen un efecto indirecto en todo el sector energético europeo. Al ser el combustible más caro para satisfacer toda la demanda de energía, el gas determina el precio final de la electricidad. Cuando los precios del gas se disparan, también lo hacen las facturas de electricidad de los hogares y las empresas.
La UE está explorando diferentes vías, entre ellas la limitación de los precios y la creación de un mercado alternativo al TTF, para reducir la influencia de los precios del gas en la electricidad, pero los Estados miembros siguen divididos sobre cuál es el camino más adecuado -y también menos arriesgado-.
La tendencia a la baja de los precios del gas marcará la dirección del debate y podría servir de argumento aEstados miembros, como Alemania y los Países Bajos, que han abogado por métodos más cautelosos en lugar de una intervención contundente en el mercado.
«El descenso de los precios del gas se debe a que los almacenes están casi llenos y a las suaves temperaturas que se han registrado hasta ahora», ha explicado a Euronews Simone Tagliapietra, investigador del centro de pensamiento Bruegel.
«Lo más importante es que los mercados están viendo cómo disminuye la demanda, sobre todo en el sector industrial», ha detallado Tagliapietra.